Parada en un semáforo, un día de bastante calor, observo como un San Bernardo, grande, peludo y cansado se acerca a una fuente en la calle. Su dueña le abre el grifo para que beba. Después de un rato, tras haber saciado su sed, decide que es mucho más interesante colocar todo el morro debajo del grifo, para refrescarse la cabeza y, al mismo tiempo, poner perdidos de agua a todos los que están alrededor... incluso pude ver como se le dibujaba una sonrisa en la cara ....
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