Y claro, aquello que en todas las recetas dice que debería tener el aspecto del culito de un bebé, en mi caso es lo más parecido a un erizo. Llegó a la conclusión de que aquello está demasiado húmedo así que el hecho más harina (he olvidado comentar que una de las harinas es espelta, del Amasadero)... Cojo el paquete, y el lugar de hacer uso de una maravillosa cuchara para echarlo, decido volcarlo, con tan mala suerte que allí sale harina para exportar. No pasa nada, en realidad aquello está tan húmedo que va cogiendo harina por todos los lados. ¿Sabes eso que de repente te dicen "harina, la que admita"? Pues sí, aquello admitía harina, y más harina, y mucha más harina.
Y después de amasar, comienzan sus fases de descanso y por último al horno. Debo decir que no es el pan más bonito del mundo, eso sí, tiene tal sabor que esta mañana en el desayuno me he quedado con la boca abierta.
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