Debo admitir que siempre tengo el cuerpo salpicado de morados, magulladuras, moretones o llámele usted como quiera... En ocasiones son más bien pequeños y fugaces y en otros, como recuerdo de los maravillosos bolardos que coloca por doquier el señor Gallardón, se mantienen allí durante semanas... Desconozco si son fruto de mi falta de atención o que soy extremadamente patosa... Le pregunté a mi madre y me dijo que esto no era nada nuevo, que pasaba desde siempre... creo que a raíz de ahí le cogí gusto al color y ya no he podido desprenderme de este apego... y aunque me duela, debo reconocer que soy extremadamente patosa...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Y "cardenal", no te gusta?(jejejeje)
ResponderEliminarCarlota
Y hoy miércoles, no toca nada? Sniff
ResponderEliminar