Agosto está tranquilo y caluroso... el mundo laboral se ha quedado detenido, cual estatua de sal... El resto de las actividades platiles sigue a pleno rendimiento.
Ya no se le puede pedir más al mes... hasta que de repente un correo electrónico, de un segundo a otro, cambia la actividad, de forma radical... lo que antes era tranquilidad y calor ahora es ritmo frenético y calor... y sí, hemos salvado el verano...
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