viernes, 22 de agosto de 2014

Cosas...

A mis espaldas canta un gallo, lleva ya una hora... Un café recién hecho, una terraza en un lugar recóndito en medio de la nada, en una aldea perdida de Portugal. Un árbol cuajado de flores moradas, muy moradas, calcetines rojos, hace fresco, sigo pensando en empezar a correr o trotar cuando llegue a Madrid, se levanta la bruma, que todavía es bastante temprano, un libro sobre la mesa, oigo un coche que pita sin cesar, creo que será el panadero, observo la barbacoa del jardín y pienso en un pescado a fuego lento... Incluso lo huelo... Campanas... Aunque mi reloj dice que son las 10, en realidad son las 9. Trago de café. Pienso en la cantidad de cosas que quiero ejecutar este año. Como siempre platos, sudaderas, mandiles, tarjetas, nueva colección colorida de botellas, pero quiero más. El primer objetivo es un ventanal, pero ya sé cómo va la historia, publicarán (creo, espero, deseo), el cuento de los gatos...le daré una vuelta al otro cuento... Es más... Intentaré que me lo ilustren del todo para poder hacer algo más con él... Me da pena que se quede metido en un cajón... Es una pasta publicarlo yo misma, pero no lo descarto, nunca lo he hecho. Pero lo que más deseo es que el trabajo se estabilice, las editoriales vuelvan a la carga y sigamos traduciendo... Porque si voy a tope de traducciones, el resto es coser y cantar. Todo fluye, y cuando más hay, más sale. Casi no quedan anillos y la caja de Fimo comienza a llamarme desde la otra habitación... Espero que se queda dormida un rato, no vaya a ser que se abra y la liemos. Cocina y más cocina, con encargos que me apetecen especialmente, y ganas de probar, sin que me lo cuenten, de experimentarlo. Me he levantado con carrete, y lo que charlo... Trago de café. 

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