miércoles, 8 de septiembre de 2021

Pensando en un título...

Desde donde yo estaba todavía no se podía ver ni siquiera la puerta de la cocina, eso sí, el ambiente estaba empapado de un profundo olor a trufa. Un olor que, como si fueras un sonámbulo, te atraía hacia aquellas puertas. Dentro todavía reinaba un ambiente más calmado, risas, chascarrillos, chismes, se notaba que quedaba aún bastante para empezar el servicio. Después todo aquello se tornaría en silencio, actividad, alguna que otra risa (para que engañarnos) pero no en raras ocasiones también algún que otro grito, cuando las cosas no salían como se había programado o algo estaba yendo un poco del revés.

Ese día pensaba que llegaba tarde y a mí me puede pasar cualquier cosa, menos llegar tarde, no logro entender como la gente es capaz de aparecer a una hora distinta de la establecida. Es cuestión de organización, bien es cierto que en algún momento puede suceder algo que lleve al traste toda esa organización, pero siempre será un momento y una situación puntual. Aquel día tuve que acelerar un poco mis pasos puesto que, nada más salir de casa, consideré que aquellas bragas no eran las adecuadas. Y es que ¿a quién no le ha pasado eso de estar saliendo por la puerta y pensar… “Creo que esa ropa interior no es la adecuada para aguantar todo el servicio“? Y sí, es que hay ciertas cosas que hay que meditar….

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