Creo que he perdido un poco la noción del tiempo, y en realidad no sé si eso es bueno o malo. Esta mañana echamos la cuenta y yo, que no soy de números, me pareció contar que llevaba 35 días en este mismo recinto. Y me parece totalmente increíble. Por una parte pienso que es imposible que haya pasado tanto tiempo, y por la otra empiezo a pensar que esto se está haciendo demasiado largo. Cambio la rutinas, para no aburrirme. Me hago listados para tener la satisfacción de luego tacharlos. Todas las mañana reviso el correo porque pienso que si en este momento me llegara algo de trabajo, un libro, del tema que sea, creo que todo sería muchísimo más llevadero. Y no solo en el campo económico (que también).
Porque una cosa es que esto acabe, y otra es que los autónomos, con trabajos tan específicos como el mío y, con otros dedicados a la hostelería, se pueden poner en marcha… Por ahora no lo veo. Habrá que ir barajando alternativas, pero desde aquí dentro es difícil ver una perspectiva a largo plazo. Sin embargo buscaremos la alternativa, la encontraremos, sin duda alguna.
Tengo la mesa llena de naranjas, recién llegadas de Valencia. Y eso solo significa una cosa: todo es mejor cuando se está vitaminado. Buscaré minerales.
Voy a por unas judías pintas que se están calentando, que empiezo tener un poco de hambre.
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