Toda la vida pensando que son las pobres lavadoras las devoradoras de calcetines y resulta que no es cierto... Las culpables son las fundas de los edredones nórdicos, son ellas las que se comen despiadadamente todo aquello pequeño y mullido que avanza por el tambor de la lavadora...
Dos bragas, un calcetín y un pañuelo han salido de las fauces de mi edredón. Y se han sentido muy agradecidos de ser liberados y no olvidados en el oscuro fin de aquella tela doble.
Misterio resuelto. Así que puedo continuar con mis quehaceres diarios.
martes, 7 de abril de 2020
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario